¿Por qué el comunismo sigue siendo una ideología respetada?, ensayo de Itxu Díaz en National Review

A continuación ofrecemos en español el comienzo del ensayo de Itxu Díaz para la revista National Review del 7 de agosto de 2020. 

La primera cruzada que emprendió Marx no fue contra el capital sino contra el jabón. Supongo que cada vez que debía ducharse, estaba demasiado borracho como para hacerlo. Por lo demás, vivió siempre con el dinero de otros, no trabajó jamás, ni siquiera cuando sus propios hijos se estaban muriendo de hambre, y bebió lo suficiente como para tener el hígado tan deformado como la conciencia. Sorpresa: el primer marxista fue un sinvergüenza. El prototipo de persona que despreciaría la clase trabajadora. Lenin no fue diferente. “Fue siempre el niño mimado de la casa, rodeado de mujeres que lo tenían por un genio y lo mantuvieron económicamente toda su vida. Nunca trabajó”, lo cuenta uno de los periodistas más influyentes y polémicos del último medio siglo en España, Federico Jiménez Losantos, autor de Memoria del comunismo, una obra colosal que intenta dar respuesta a la pregunta clave: “cien años y cien millones de muertos después, ¿por qué el comunismo sigue siendo una ideología respetada?”.

La respuesta no le gustará a Joe Biden: son los socialistas los que se han encargado de disculpar los crímenes del comunismo. Por primera vez, un libro explica con todo lujo de detalles las razones de esta histórica complicidad aún vigente, desde los demócratas americanos hasta los socialdemócratas de Bruselas. Y está vigente incluso a pesar de los hechos que, como escribió P. J. O’Rourke en Give a war a chance, son incontestables: “It’s impossible to get decent Chinese takeout in China, Cuban cigars are rationed in Cuba, and that’s all you need to know about communism.”

Que el comunismo es inseparable de la mentira lo sabemos bien, sobre todo ahora que sufrimos las consecuencias de una pandemia exportada en secreto por China a todo el mundo, bajo el encubrimiento de la OMS, que está tan preocupada por la salud mundial como Xi Jinping porque los chinos puedan ir a misa los domingos. Conviene recordarlo: si China fuera un país libre habría dado la voz de alarma a tiempo y nunca el coronavirus habría tenido la expansión que estamos sufriendo. Es el comunismo el culpable de esta crisis mundial.

Como recuerda Jiménez Losantos, “la primera mentira sobre la revolución comunista” es esa que dice que se trató de un “alzamiento del proletariado” contra el zarismo. Porque “en octubre de 1917 en Rusia ya no había zarismo, sino una república democrática con el socialista Kérenski como jefe de Gobierno. Lo que Lenin derriba no es una tiranía, sino una democracia”. Como han dejado claro los historiadores, “lo único que realmente tomaron las masas fue la bodega de Palacio. Para bebérsela”. Quizá porque, en realidad, “los proletarios a los que decían salvar Marx, Bakunin o Lenin no querían ser salvados, sino tener su propia casa, mejores sueldos y condiciones de trabajo, seguros laborales, de vida o accidente, en resumen: ser propietarios”. Y es que en realidad, para ser comunista, antes hay que ser millonario. Al revés no funciona.



A lo largo de más de 700 páginas, Jiménez Losantos compone un perfil inédito y políticamente incorrecto de la bestia comunista, apoyado en una interminable bibliografía. Sabe de lo que habla. El autor fue comunista. Pero en 1976, con 25 años, tras leer Archipiélago Gualag y viajar a China, rompió definitivamente con el comunismo. Expulsado por el poder político de las dos radios españolas en las que trabajó y triunfó como líder de opinión –tal vez por eso-, desde 2009 tiene su propia emisora y periódico, EsRadio y Libertad Digital, desde donde defiende a menudo también el papel de Estados Unidos, donde solía pasar los meses de verano. Dos características marcan la personalidad de Federico Jiménez Losantos: la defensa de la libertad y la independencia. Ha forjado su carrera denunciando a los poderosos, combatiendo por igual a terroristas, comunistas, y a los tibios de la derecha acomplejada. La reaparición del comunismo en España, de la mano del hoy vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, le ha empujado a la edición de esta gran obra dedicada a las víctimas de esta ideología totalitaria.

Lo más novedoso de Memoria del comunismo es el estudio sobre el momento en el que socialismo absolvió al comunismo. Fue en diciembre de 1917 cuando se produjo, en palabras del autor, “el debate quizás más importante de la izquierda en toda su historia”. Dos meses después de que un ansioso Lenin arrebatara a la fuerza del poder al socialista Kérenski, un grupo de socialistas rusos publicó en el francés L’Humanité un llamamiento contra el régimen bolchevique, al que califican de violento, aterrador, y “capaz de hacer odioso el propio nombre del socialismo”. No tuvo éxito. “No hay forma tampoco de disimular la terrible responsabilidad de Kérenski por no denunciar a la prensa, tras el fallido golpe de julio (ensayo general del de octubre), la financiación de Lenin por Alemania”, dice Jiménez Losantos.

Poco después, cuando Kerenski reapareció en Londres y París en 1918, “la denuncia que hace del golpe del leninismo y el terror desatado contra la oposición produce un fenómeno que va a durar hasta hoy”, que es “el empeño de los socialistas y burgueses de izquierdas en negar la evidencia de la ilegalidad y la brutalidad del régimen comunista”. Corolario: si quieres arruinar la última esperanza, ponla en brazos de un socialista francés.

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