Itxu Díaz: «Si dejo de leer, dejo de escribir»

Entrevista de Glenda Umaña a Itxu Díaz

Glenda Umaña: Has escrito muchos libros y muchos de nuestros lectores leen tus columnas en GUC360.com Siempre te muestras como un escritor satírico. ¿Cómo surge este tipo de escritura?

Itxu Díaz: El humor es la forma más llevadera de entender la realidad. Desde que empecé a escribir columnas hace 15 años –este libro, El siglo no ha empezado aún, reúne de alguna forma quince años de columnismo-, tuve claro que había demasiados columnistas dispuestos a hablar muy en serio sobre la realidad y yo tenía la necesidad de acercarme a las pequeñas cosas de la vida desde un punto de vista satírico: sin tomarme muy en serio y sin tomarnos muy en serio. Creo que la columna es, sobre todo, un pequeño espacio de esparcimiento y de diversión, donde lo fundamental es que el que la está leyendo sea capaz de terminarla.

En este mundo lleno de noticias negativas, tú le pones humor y diversión a todos tus escritos, como por ejemplo lo último que has publicado en GUC360, La ropa graciosa y Las baldosas. Pero hablemos de tu último libro… El siglo no ha empezado aún, que quiero anunciar a nuestros seguidores que lo pueden conseguir en Amazon (en papel y en Kindle) y en librerías españolas. ¿Cómo surge este libro?

Este año, como decía, se cumplen 15 años desde que empecé a escribir en prensa. Y aunque he hecho muchas otras cosas en este tiempo, en redacciones, en prensa, papel, digital, televisión, radio… he escrito desde Madrid, desde Galicia… pero he escrito también para Estados Unidos, sigo haciéndolo, también en Miami y ahora en GUC360 por supuesto… Son muchos sitios por donde he ido desparramando mis crónicas y artículos, muchos se habían publicado fuera y no en España y viceversa; y me pareció una buena idea darle una coherencia a ese gran relato y reunirlo en un libro de celebración. He tomado muchas de las crónicas, sobre todo las más entretenidas y que mejor han sobrevivido al paso del tiempo… Hemos hecho un libro que refleja lo que me gusta transmitir en cada artículo: diversión; con esa concepción del humor que tenían los clásicos españoles y que me gusta reivindicar: Un humor blanco, al alcance de todos, no excesivamente hiriente, pero sí un humor que sienta bien, que cuando uno termina de leerlo se da cuenta de que el autor no pretende cambiar al mundo sino, si acaso, cambiar un poco al lector, que pase un rato agradable.

De tu último libro, ¿cuál es la historia que más disfrutaste escribiéndola?

Hay en “El siglo no ha empezado aún” hay artículos que ya fueron muy virales y quizá yo ahora le he cogido más cariño a los inéditos, que hay muchos en este libro. Pero quizá el artículo con el que más me he reído escribiendo es con uno titulado “Enviado desde mi iPhone”. Un ejercicio experimental consistente en escribir un artículo con el lenguaje predictivo de mi móvil pero sin corregir las palabras.

Aunque pareces seriecito, ¿cómo te surgen todas estas ocurrencias divertidas?

El periodista es un observador. El columnista también, tal y como yo lo concibo. Y atendiendo también a la tradición de columnista españoles de los últimos siglos, los columnistas que más fuertes se han hecho en su columna y que más personalidad han mostrado, han sido aquellos capaces de detenerse y ver por un agujerito la realidad, un agujero por el que nadie parece tener tiempo para mirar. Eso le ocurría a Larra, fuera de la columna le ocurría a Jardiel Poncela, o a Gómez de la Serna. A su manera, con otro estilo, fallecido estos últimos años, le ocurría a Alvite o incluso a Paco Umbral. Esa capacidad de detenerse y mirar la realidad con distancia es lo que marca el tono del artículo. Por eso se dice siempre que cuando los que nos dedicamos a menudo al humor nos ponemos tristes, hacemos artículos muchísimo más tristes y melancólicos que los demás. Procuro mirar la realidad de una forma desapegada. Gané en mucho en libertad creativa  el día que me di cuenta de que con mis columnas de opinión no iba a cambiar el mundo, no tenía la misión de salvar el planeta; por otra parte mejor para el planeta, porque mi salvación no tendría por qué ser necesariamente la mejor.

Cuéntanos en qué contexto escribirse para GUC360 el artículo ¿Por qué soy español?

Acababa de empezar el grueso de la crisis catalana y todo el espectáculo bochornoso que hemos tenido que vivir en España a causa de unos dirigentes enloquecidos en Cataluña. Cuando empieza el juego sucio contra España y cuando un grupo reducido de secesionistas se encargan de manchar injustamente el nombre de España frente a la opinión pública internacional, tuve la ocasión de sacar mi pequeño altavoz fuera de mi país en los dos sitios donde escribo: lo hice en The Daily Beast (The Catalan Crisis For Dummies) de Nueva York y en GUC360, en donde expliqué por qué razones me sentía profundamente orgulloso de ser español.

¿Assange te atacó por uno de tus artículos en The Daily Beast sobre Cataluña?

Fue un reportaje en el que se repasaba la injerencia venezolana y rusa en la crisis catalana. Assange se sintió ofendido, supongo que por su reciente conversión al independentismo catalán de hace unos meses: no sé si es un acuerdo de interés o simplemente o es que nació en algún barrio de Barcelona y no lo hemos sabido hasta ahora. No tiene mayor interés: intentó desmentir con unos datitos la información del Beast pero sin pretenderlo, la confirmó; es decir, hizo el ridículo pero no es nada nuevo, de un tiempo a esta parte es su estado habitual.

¿Qué consejos darías a los jóvenes para poder convertirse en columnista o más en columnista satírico?

La clave es la misma que hace dos o tres siglos. No ha cambiado. Es verdad que ser periodista hoy no es lo mismo que hace décadas pero la clave es la misma: es leer. Leer es gasolina para un escritor. Si dejo de leer, dejo de escribir. No quiere decir esto que robe las ideas o las columnas a otros; cosa que si fuera capaz haría con mucho gusto, porque significaría tener que trabajar menos y recuerdo que el subtítulo de mi nuevo libro es “crónicas de un periodista en búsqueda activa de descanso”. Leyendo mucho, se escribe mejor. Si uno se empeña en leer mucho es muy difícil escribir mal. Eso es lo primero. Y lo segundo, tener una visión crítica y probablemente desapasionada de las cosas. En este siglo que aún no ha empezado aún, echo de más un poco de pasión en las ideas y echo de menos un poco de reflexión.

Con la costumbre de estar revisando todo el día las redes sociales se ha perdido la disciplina de la lectura…

El placer de la lectura se descubre de una manera diferente, natural y espontánea en cada persona. No hay una estructura de enseñanza que haga que a uno le gusten los libros. Puede haber algunas pautas disciplinarias pero… El placer se encuentra cuando uno descubre al autor o el libro que realmente le golpea en un momento determinado. De todas maneras, teniendo en cuenta la cantidad de enemigos digitales que tienen ahora los libros en papel,  no está de más consolarse pensando que cada vez leemos más, aunque solo sea porque no podemos evitar la tentación de estar constantemente revisando las redes sociales. El hecho intelectual de leer, lo hacemos. Ahora falta que esos 140 caracteres que leemos 300.000 al día pertenezcan a un mismo libro, un mismo autor y seamos capaces de seguir el hilo argumental de una novela antigua, que es lo que realmente estructura nuestra cabeza. Pero yo tengo más esperanza hoy que hace quince años, cuando quizá la televisión era un riesgo más grande para la lectura de lo que es hoy internet. Hoy nos obligan a leer, queramos o no.

De el siglo no ha empezado aún, me encanta también la ilustración de portada, las ilutraciones…

Es de Navarro como siempre. Yo tengo la suerte de ser el único columnista, al menos de la prensa española, al que le ilustra un pintor, un gran pintor, como Navarro. Es un lujo trabajar siempre con él.

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