Itxu Díaz: «La tristeza es más humana que la alegría, aunque la risa es más humana que el llanto»

Una entrevista acompañada de canciones. Alberto García Valdegrama (Unne Comunicación), amigo y colaborador del autor desde hace más de 15 años, entrevista a Itxu Díaz con motivo del reciente lanzamiento de Yo maté a un gurú de internet (edición revisada, censurada y ampliada) y de la navideña Colección Itxu Díaz. El siglo no ha empezado aún, último libro de Itxu Díaz, Popes80.com, y varios temas de actualidad asoman en esta extensa charla prenavideña y salpicada de canciones.

Itxu Díaz en su escritorio durante la entrevista.

¿Qué ha pasado con el término intelectual, dónde están los intelectuales y cómo se les debe llamar ahora?
Como casi todas las etiquetas vagas, intelectual muda en cuerpo y alma cada poco. Como norma, no me interesan las etiquetas vagas. Intelectual está particularmente maleada. Yo mismo me sentiría ofendido si alguien me llamara “¡intelectual!” por la calle.

Échale imaginación, ¿qué le falta a la política?
¿Vocación de servicio? Supongo que uno puede pensar de muchas maneras y militar en diferentes grupos, pero si existe una honrada y consciente vocación de servicio a los ciudadanos, es difícil equivocarse, incluso equivocándose.

«Cada vez es más raro ver a alguien alabando el arte de quien lleva el carnet ideológico contrario»

¿Cómo se lleva la música con la política y cómo debería llevarse?
Mal. Desgraciadamente, en España hace fortuna el sectarismo. José María Granados lo cantó en Buenos y malos: “Entre la confusión / tengo que digerir / esa historia de buenos y malos / ese cuento: ‘también yo estuve allí / y aquel cuadro jamás se ha borrado / de mi mente’… tan demente / ¡No más cuentos de buenos y malos!”.

¡Qué manera tan elegante de decirlo!
Sí, así es José María Granados. Y también Santi Limones describe esa plaga que nos enfrenta, pero lo canta con bella melancolía: “Entre dos polos opuestos / nos ha tocado vivir / no tengas miedo a los muertos / miedo a seguir así / Los buenos cada vez más buenos / y los malos cada vez más malos / ya está todo hablado… / ¿Eres del norte o sur / rojo o azul / Este, Oeste / eres torero o vegetariano? / Cuánto porvenir, / suvenir de la guerra civil, / y el pasado, gratis (…) Cuanto pedigrí / me sale el postín del DNI”. Cada vez es más raro ver a alguien alabando el arte de quien lleva el carnet ideológico contrario. Eso es una de las cosas que más envilecen a una sociedad.

¿Qué escucha, por ejemplo, Íñigo Méndez de Vigo? ¿A cuántos conciertos has podido llevarle en el tiempo que trabajaste con él?
Creo que fue un gran ministro de Cultura precisamente porque no necesitó impostar nada: es un verdadero amante de la cultura. Le apasiona leer, ir al teatro, al cine y asistir a conciertos. Confieso que he aprendido de él a amar toda la cultura, con amplitud de horizontes. Escucha todo tipo de música, disfruta con la clásica pero también con el pop español -le encantan Los Secretos- y le apasiona cantar. Compartimos un aspecto clave: entender la cultura como punto de nexo, como patrimonio común por encima de las diferencias. Durante su ministerio lo llevó a la práctica y soy testigo de la buena acogida que esa actitud tuvo en todo el mundo de la cultura española, sin excepción. Quizá deberían tomar nota sus sucesores. La cultura no debería jamás verse manchada por zarpas partidistas. ¿Conciertos? Más bien me ha llevado él a mí. Es una de las personas culturalmente más activas que conozco. Siempre tiene un estreno, un concierto, una exposición que visitar, hoy o mañana.

Si escribieras otra vez Dios siempre llama mil veces, ¿qué nuevas historias encontradas no debieran faltar?
Escribir otra vez el mismo libro debe ser una de las formas de tortura más sofisticadas que una mente humana puede imaginar. Pero quizá dejaría más espacio para hablar de algo que está proscrito en este tiempo en que parece que ser feliz es obligatorio: la tristeza, la soledad, la desesperación, el sufrimiento. Me agota ver a tanta gente vaciándose en las redes para contarnos lo feliz que es. ¿Lo es? No lo creo, o no tanto. La tristeza es más humana que la alegría, aunque la risa es más humana que el llanto.

¿Cuántos lectores dejaron de intentar cocinar, y cuántos consiguieron hacerlo de forma nefasta tras leer tu libro de escaqueo culinario? ¿Tienes datos estadísticos?
Los datos que nos vierte el termómetro de las redes sociales confirman un éxito absoluto del propósito del libro Aprende a cocinar mal. Hay lectores que han logrado cocinar cosas realmente espantosas. ¡Estoy tan orgulloso de esa panda de sinvergüenzas!

¿La Navidad sería algo peor si Aprende a cocinar mal no se hubiera convertido en un clásico navideño?
Un clásico navideño es otra cosa, no sé, Dickens… pero es cierto que el libro anti-cocina es algo muy regalable en estas fechas, conozco muchos casos de éxito. Supongo que garantiza momentos de jugoso cachondeo tanto para el que lo regala como para el que lo recibe.

«La obsolescencia programada no es un hallazgo posmoderno, la inventó Dios en el Génesis»

Pretendías advertir con Yo maté a un gurú de Internet que los aparatos electrónicos se han hecho fuertes y nos están desgastando, pero fue como predicar en el desierto. ¿Aún tenemos salvación?
No, ninguna. En el libro me río de los torpes que no saben –no sabemos- programar electrodomésticos inteligentes. Hoy la cosa ha cambiado, por eso acabamos de publicar una reedición actualizada con nuevos capítulos. Ya no se trata de programar la lavadora, sino de hablar con ella, tratarla como una más de la familia y llamarla al orden cuando se pelea con la plancha igualmente inteligente, aunque sea tonta perdida.

¿La obsolescencia programada es un mal necesario?
Se habla de esto como si fuera un hallazgo moderno. Ya sabes que la modernidad se caracteriza por su soberbia con respecto a las edades anteriores. El posmoderno cree haber descubierto la rueda cada mañana. Sin embargo, para desgracia de los iluminados, la obsolescencia programada es anterior al ser humano: la inventó Dios en el Génesis. Por eso se te estropean las mandarinas que dejas durante las vacaciones en el cajón de la oficina.

¿La bandera del pionero diario digital musical Popes80.com volverá a ondear sobre un escenario?
Como sabes, querido amigo, la revista Popes80 subió a los escenarios en gran parte gracias a tu trabajo y sin duda, al menos figuradamente, volverá a subir. Muchos artistas, muchos lectores y muchos amantes del pop español te lo agradeceremos siempre. Ahora estamos preparando cosas interesantes. Sorpresas. Es lo típico que se dice para crear expectación pero es que en este caso además es verdad. ¡Habrá muy buenas noticias en 2019!

«Me parece una gilipollez juzgar el pasado con los ojos del presente, tanto en lo musical como en lo cadavérico»

¿Qué piensas de esa moda de periodismo musical revisando y juzgando canciones de hace 30, 40 o 50 años?
Me parece una gilipollez juzgar el pasado con los ojos del presente, tanto en lo musical como en lo cadavérico. Yo creo más en el efecto nivelador del paso del tiempo: la música patética desaparece y las grandes canciones sobreviven; también por lo general los héroes resisten al olvido y a los bobos los engulle el sumidero de la Historia. Todo lo demás es ruido.

Has estado en la dirección de medios como The Objective y La Gaceta entre otros, has escrito centenares de artículos y, de momento, ocho libros, pero actualmente donde se te puede leer en prensa es en diarios digitales del otro lado del charco. ¿Cómo surgió tu colaboración con Diario Las Américas y The Daily Beast?
En ambos empecé por una sencilla razón: poco a poco fueron mostrando más interés por mis artículos los medios de Miami y Nueva York que los españoles. Lo que inicialmente podría ser un problema ha terminado siendo una generosa oportunidad. En Las Américas, por ejemplo, tengo la fortuna de compartir espacio con autores como Jaime Bayly, mientras en The Daily Beast disfruto del honor de coincidir, entre otros, con mi admirado P. J. O’Rourke.

¿Hay diferencias reseñables en el feedback respecto a publicar en un medio español?
Todas. Para empezar, se respira mayor libertad. Fuera de España nadie escudriña el carnet ideológico o personal del autor antes de saber si les puede gustar o no una columna o un libro. Para los que frecuentamos ese columnismo satírico y libre, es una feliz experiencia descubrir que el humor traspasa fronteras e idiomas. Por el contrario, el público español, tanto cuando lo tienes a favor como si lo tienes en contra, es mucho más eufórico, sabe hacerte sentir mucho mejor o mucho peor.

Que el humor esté en tela de juicio no es nuevo, pero ¿piensas que actualmente padecemos una preocupante sensibilidad o simplemente que no sabemos aburrirnos?
¡Qué pereza me dan los sesudos debates sobre el humor! Los provoca gente que no tiene sentido del humor, azuzando a gente que tampoco lo tiene, para terminar todo en una tediosa nadería. Dicho esto, si careces de toda sensibilidad y no sabes dónde deben estar los límites sin que nadie te los dicte por ley, no es que no estés preparado para el humor, es que no estás preparado para la vida en sociedad. Aprovecho para decir que no tengo nada en contra de los que no están preparados para la vida en sociedad. Iba a decir que ahora todos tenemos la piel muy fina pero sé que es, sin lugar a dudas, la metáfora más cursi del 2018.

¿Llegaste a recibir contestación a tu carta abierta al Rey, incluida en El siglo no ha empezado aún?
Naturalmente se lo envié. Se me está cayendo el pelo a una velocidad anticonstitucional y eso es lo único realmente urgente que el mundo debe saber…

Itxu Díaz y Alberto García una decena de años atrás, en una fiesta de Popes80.com.

¿Necesitas la guitarra para escribir, para huir de este siglo o para posar mejor en Instagram?
Escribo a diario desde el alba hasta la noche. Muchas horas. Este es un oficio bonito pero también solitario, casi siempre ingrato y no pocas veces odioso. A veces algo se bloquea por dentro frente al papel y el mejor desatascador es sentarse un rato con la guitarra. Lo he tenido claro desde aquella divertida etapa en Los Elegidos. En Instagram, en cambio, más que de posar, soy de reposar.

El lector que más te ha sorprendido es…
Muchos. Internet ha permitido acercar a los lectores y que se comuniquen con facilidad con los autores. Me sorprendieron mucho no uno, sino varios que me escribieron desde el hospital o desde cama, diciendo que Yo maté a un gurú de Internet o El siglo no ha empezado aún les habían acompañado y hecho reír en momentos dolorosos. A mi juicio, eso es lo máximo a lo que se puede aspirar en este asunto de las letras.

En el fondo, muy en el fondo, Itxu Díaz es…
¡Lo sabes tú mejor!

Y para terminar, una pregunta que mantiene a España en vilo, ¿esta Navidad verás ¡Qué bello es vivir, Los Gremlins o Solo en casa?
Sin duda, pero sin ninguna duda, y asombrado por la incertidumbre que siembras con la pregunta… ¡Qué bello es vivir! Nunca, y menos en estas fechas, debemos dejar de volver a exponernos a aquellas cosas que nos hacen mejores personas –el cine de Frank Capra- y huir de aquellas que nos invitan a ser peores bichos -los Gremlins-.